Dismorfia corporal: cómo afecta la obsesión por los mandatos de belleza

Sábado, 02/09/23 10:10

Las personas que padecen este trastorno sufren ante el espejo, porque solo ven defectos en su cuerpo, aunque estos no sean reales. Silvina Luna fue tal vez una víctima más de esta búsqueda interminable de perfección, que solo conduce a la insatisfacción, el dolor y, a veces, hasta la muerte.

Varias celebridades internacionales han padecido este trastorno obsesivo-compulsivo, llamado dismorfia corporal, que se manifiesta como una obsesión por la perfección estética, entre ellas, Megan Fox. A pesar de haber sido votada en 2008 como la mujer más sexy del mundo, confesó en una entrevista: "Tengo dismorfia corporal. Nunca me veo como me ven los demás. Nunca hubo un momento en mi vida en el que amara mi cuerpo, nunca jamás", aseguró la actriz.

La licenciada Gabriela Martínez Castro, psicóloga especialista en Trastornos de Ansiedad y directora de Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explicó a Infobae que la dismorfia corporal "es el hecho de sentir que uno tiene un defecto cuando en realidad no es así, objetivamente hablando; sin embargo, la persona de modo subjetivo siente que tiene ese defecto y se obsesiona con él hasta lograr que los médicos la operen, para hacerlo desaparecer, pero después, por supuesto, aparecerá otro".

Un trastorno relacionado es la telofobia o síndrome de Barbie, señaló Martínez Castro: "La telofobia es prima hermana, o mejor dicho, incluye de alguna forma a la dismorfia corporal porque esta también tiene como objetivo ser perfectos, solo que en este caso la persona se obsesiona con un defecto que a simple vista no lo es, pero para ella sí lo es, y se imagina que es terrible y por eso intenta, a cualquier precio, quitárselo."

Qué es la dismorfia corporal

Conocida también como trastorno dismórfico corporal (TDC), es un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo que "empuja" a las personas a buscar la perfección estética. Esto las lleva muchas veces a tener una autopercepción distorsionada de la propia imagen y que un pequeño defecto -o uno que ni siquiera existe- sea percibido como una alteración muy grave. Las personas afectadas se obsesionan con esas imperfecciones hasta llegar, por ejemplo, a desarrollar cuadros de ansiedad y a someterse a continuas cirugías estéticas con las que nunca quedan satisfechas.