El jueves 22 de mayo, Ornella Lambruschini aprobó el segundo parcial de Derecho Colectivo del Trabajo y se recibió de abogada. Su familia, el novio y sus amistades, la esperaban para festejar en las puertas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
Cumplieron todos los rituales estudiantiles y, en medio del festejo y las batucadas en la calle, la recién recibida quiso hacer parte de la celebración a Adrián, el cuidacoches que además de facilitarle estacionar su auto durante los últimos dos años de la carrera, no dejó de alentarla y preguntarle cómo le había ido en los exámenes.
#laplata una joven se recibió de abogada y lo festejo con el "trapito" que durante años le guardo lugar para estacionar. pic.twitter.com/fWEtzHbOf3
— LaPlataNoticias (@LPNoticias24) May 25, 2025
"Un día, mientras estaba cursando el tercer año y terminaba de estacionar mi auto, vi a un grupo recién recibidos festejando. Al lado mío estaba Adrián y le comenté mis deseos de que llegara ese día. Me dijo: ‘Ya va a llegar. ¡Ponete las pilas!'. Siempre tuvo palabras de aliento. Lo veía todos los días y nunca dejó de preguntarme cómo me estaba, cómo me había ido", resume la flamante abogada sobre el vínculo de confianza que nació con el joven que cada madrugada llega a la calle 48, entre 5 y 6, para trabajar allí todo el día.
No olvidar a quienes siempre estuvieron
Ornella es de La Plata, tiene 23 años y comenzó a cursar Abogacía en 2020, en plena pandemia. Esta situación le hizo vivir la vida académica de una manera particular. A los cinco años, le llegó el día más anhelado.
"Me recibí con el segundo parcial de la materia, con modalidad múltiple choice. Mientras lo hacía, ya presentía que me iba a recibir, porque sabía las respuestas, así que sentí más ansiedad que nervios. Afuera me esperaban mi familia, Gian Luca, mi novio, y mis amigos. Al terminar, el profesor nos dio la nota, nos aplaudió, felicitó y firmó la libreta. Éramos seis los que nos recibimos ese día y salimos todos juntos a saludar y festejar con todo".
En la calle, los recién recibidos y el grupo que los fue a acompañar festejaron. Fue cuando una de las amigas de Ornella comenzó a grabar el video que a los pocos días se volvió viral por la actitud agradecida de la joven que no dudó en reconocer a quien la ayudó con algo tan complicado como lograr estacionar en la zona de la facultad.
"A Adrián lo fui a ver el día anterior, el miércoles. Le dije: ‘Adri, mañana me recibo'. Él estaba feliz por mi y me dijo que se iba a preparar para celebrar. El día del festejo, en medio de la batucada, me acordé de él. Les dije a mis amigas ‘tengo que ir a saludar a Adri', y fuimos a buscarlo. Primero, lo buscamos en su cuadra; después lo vimos llegar porque él vio nuestro festejo. Saludó a mi familia, y también a Manuela, una compañera que se recibió conmigo, que además es mi vecina de toda la vida. Adri la conoce porque todos los días llegábamos juntas a la facultad, en mi auto", relata.
Los jóvenes se conocieron cuando comenzó la cursada presencial, post pandemia. "Fue en mi tercer año de carrera, porque empecé en 2020 y era todo virtual. Él trabaja a una cuadra de la facultad y ya desde el primer momento me pareció muy respetuoso. Así, cada vez que yo dejaba el auto charlábamos unos minutos; o cada vez que yo pasaba por ahí. Como un día vi que tenía una pulserita de Gimnasia y Esgrima, yo le comentaba sobre los partidos. Con el tiempo, se volvió una relación cotidiana.
Ella también le preguntaba por sus cosas. "Adrián trabaja en esa cuadra hace muchos años. Tiene dos hijas y todos los días llega muy temprano y se queda hasta la tarde en la cuadra", cuenta y dice con emoción que ella no es la única que estrechó lazos con el joven sino todo el barrio.
"La gente confía mucho en él por cómo es. Hay vecinos que le deja las llaves del auto, se lo quiere mucho. Él ayuda en todo y a todos, y siempre busca changas para trabajar: lava autos, baja mercadería de los autos cada vez que alguien se lo pide, cuida a los chicos cuando suben al micro escolar... Siempre está atento a las necesidades de los vecinos. Es muy honesto, muy educado", lo describe.
Con el paso de los días de la cursada de aquel tercer año de Ornella, Adrián buscó la manera de ayudarla y facilitarle la ardua tarea de tener un lugar para estacionar. Aunque no le reservaba un espacio exclusivo, le daba una mano con lo que más conocía. "Conoce tanto el movimiento de la cuadra, que sabía si un auto se iba a ir, y a qué hora, y me avisaba: ‘Venite que en cinco minutos se libera un lugar', me decía. Es un facilitador de la vida en el centro", admite.