- Comprar siempre en comercios habilitados y exigir productos con etiquetas y rótulos oficiales.
- Revisar que los embutidos y los chacinados tengan un sello de inspección y provengan de empresas autorizadas.
- Si se compra un animal entero, verificar que tenga el sello sanitario que certifica que fue faenado y controlado.
- Evitar totalmente la compra de productos en puestos callejeros o venta ambulante, ya que no tienen control bromatológico.
- Fiebre y dolores musculares
- Hinchazón de párpados
- Diarrea, vómitos y dolor abdominal
- Malestar general y debilidad
- Alimentar a los cerdos con alimentos seguros, nunca con restos de comida o basura.
- Mantener la limpieza y controlar la presencia de roedores.
- Realizar el análisis obligatorio de entrañas en cada faena doméstica: una muestra enviada a laboratorio permite descartar la presencia del parásito.
- Si el análisis da positivo, se debe eliminar por completo la res contaminada.
Esta enfermedad parasitaria, causada por la Trichinella spiralis, sigue registrando casos cada año a pesar de que prevenirla resulta sorprendentemente sencillo.
El problema suele originarse en la cría y la faena familiar de cerdos o en la elaboración casera de chacinados y embutidos como salames, jamones y longanizas sin control sanitario. También puede transmitirse por consumir carne de jabalí u otros animales salvajes infectados.
¿Cómo llega la enfermedad al plato?
El cerdo contrae el parásito al ser alimentado en basurales o con desperdicios contaminados, donde proliferan roedores. Si esa carne infectada se consume cruda, mal cocida o sólo salada o ahumada (procedimientos que no matan al parásito), las larvas pasan al organismo humano para alojarse en los músculos.
Por eso, la regla de oro es simple pero clave: cocinar completamente la carne hasta que deje de estar rosada y se torne gris o blanca.
Qué debemos exigir como consumidores
Síntomas que alertan
Tras ingerir carne infectada, los síntomas pueden aparecer entre los ocho y los 15 días:
Un diagnóstico precoz permite aliviar los síntomas, aunque no existe un tratamiento que elimine las larvas una vez que invaden los músculos. Los quistes pueden permanecer durante años y generar dolores crónicos.
Responsabilidad en los criaderos
En el campo, la prevención también implica buenas prácticas:
En síntesis, la triquinosis no es un problema nuevo, pero sigue siendo una amenaza real. Prevenirla depende de pequeños gestos: cocinar bien la carne, comprar únicamente en lugares habilitados y exigir controles sanitarios.
Un consumo responsable no sólo cuida la salud propia, sino que también protege a toda la comunidad.