"No hay acuerdo hasta que haya un acuerdo", declaró Donald Trump al comienzo de su discurso posterior a la cumbre aquí en Anchorage.
Fue una forma indirecta de admitir que, tras varias horas de conversaciones, no hay acuerdo. No hay alto el fuego. Nada tangible que reportar.
El presidente afirmó que él y Vladimir Putin lograron "grandes avances" pero, con pocos detalles sobre cuáles podrían ser, son algo que queda a la imaginación del mundo.
"No lo logramos", dijo más tarde, antes de salir de la sala sin responder preguntas de los cientos de periodistas allí reunidos.
Trump recorrió un largo camino para solo generar tales vaguedades, aunque los aliados europeos de Estados Unidos y los funcionarios ucranianos puedan sentirse aliviados de que no ofreciera concesiones unilaterales ni acuerdos que podrían haber socavado futuras negociaciones.
Para quien se presenta como pacificador y negociador, parece que Trump abandonó Alaska sin la paz y sin un acuerdo.
Tampoco hay indicios de que se celebre una futura cumbre con el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, a pesar de la broma que hizo Putin sobre su "próxima vez en Moscú".
Si bien Trump tenía menos en juego durante estas negociaciones que Ucrania o Rusia, aun así, esto afectará su prestigio nacional e internacional tras promesas previas de que esta reunión tenía solo un 25% de probabilidades de fracasar.
Es más, el presidente tuvo que sufrir la aparente indignidad de guardar silencio mientras Putin iniciaba la comparecencia conjunta con extensos comentarios iniciales.
Fue una marcada diferencia con la rutina habitual en el Despacho Oval, donde el presidente estadounidense suele mantener la palabra mientras su homólogo extranjero observa sin hacer comentarios.
Si bien Alaska es territorio estadounidense, Putin parecía más cómodo en un lugar que -como a sus funcionarios les gusta destacar- fue la "América rusa" antes de su venta a Estados Unidos en el siglo XIX.
Esto podría afectar al presidente estadounidense en los próximos días, al igual que la cobertura de prensa que presentará esta cumbre como un fracaso.
La gran pregunta ahora -una que los periodistas no pudieron plantear este viernes porque al final no hubo rueda de prensa- es si Trump decidirá imponer sus tan anunciadas nuevas sanciones a Rusia como castigo.
El presidente abordó parcialmente este tema en una entrevista amistosa con Fox News antes de partir, afirmando que consideraría tal medida "quizás en dos o tres semanas".
Sin embargo, dado que el presidente prometió "severas consecuencias" si Rusia no avanzaba hacia un alto el fuego, una respuesta tan imprecisa podría generar más preguntas que respuestas.