"Viva la Virgen, viva Jesús", grita Juanse ante un Luna Park todavía extasiado por la sorpresiva vuelta de Ratones Paranoicos. "Más rocanrol que este, no tiene nadie", agrega y señala hacia una imagen del hijo de Dios impresa en su remera blanca. No es falsa modestia después de un desparramo elegante de divina energía rockera, sino que es la manera que el carismático frontman encontró de mantenerse humilde después de todo. Y también la forma en la que enmarcó el final de la noche, con el standard "Ruta 66?, que lo terminó agitando en cueros.
El show había sido anunciado como "Juanse, 40 años de Ratones Paranoicos" y en el que el cantante y guitarrista se iba a presentar junto a su banda, los Mustang Cowboys -que completan el también ratón Pablo Memi, Ponch Fernández y Juan Colonna-. Pero en el aire se sentía que iba a pasar algo más y, desde temprano, las inmediaciones del Palacio de los Deportes se fueron tiñendo de esa ansiedad: las calles aledañas fueron testigo de una extendida previa que incluyó farmacia, aguante, birras, humo, trapos, bombos, micros llegando desde algún punto del conurbano. Una liturgia rockera que, al margen de las modas, todavía sobrevive. "Ahora, pueblo del rocanrol, ¡levántate y que se desate la tormenta!", agitó el líder en el comienzo.
Desde "Sucia estrella" hasta "Boogie", entre hits como "El Centauro" y joyas tapadas como "Bailando conmigo", "Simpatía" -como si Pink Floyd hicera un cover de "Miss You"- y "Líder algo especial" (con Facundo Soto, de Guasones, como invitado), la primera parte del show se distinguió por el estilo directo de los Mustang Cowboys, donde las sutilezas se diluyen pero potencian la amalgama entre los Rolling Stones, Lou Reed y los Sex Pistols que Juanse sabe encarnar a la vez en que se deja poseer por el espíritu de Pappo.
A los 45 minutos de show, la acción se detiene, la banda se retira del escenario y un telón circular esconde lo que muchos presumen. Después de un clip que resumió el costado más salvaje y efervescente de la banda surgida en Villa Devoto, la voz grabada de Tom Lupo atronó el estadio: "Señoras y señores, amigos y enemigos, con la legítima ilusión de ser rockeros heroicos... ¡Los Ratones Paranoicos!". Entonces, Juanse (ahora de campera negra en reemplazo de una blanca) y Memi reaparecieron pero acompañados por Sarcófago Cano y Roy Quiroga para arremeter con "Destruida Roll", comienzo calcado al que quedó registrado en el álbum Luna Paranoico, grabado en este mismo estadio en 2002.
El último show de Ratones Paranoicos había sido en el Cosquín Rock 2020, justo antes de la pandemia, y desde allí se había diluido la vuelta que habían concretado en 2017. Desde entonces, Juanse retomó su camino solista y editó un par de álbumes en compañía de los MC. Pero imposible dejar su banda de rocanrol, que volvió para despedirse y quemó las naves.
Como si nunca hubieran dejado de tocar juntos, le dan la misma importancia a las rotadísimas "Rock del pedazo" y "Rock del gato" -que nunca están de más- pero también a clásicos de sus primeros años, como "Rainbow" y "Una noche no hace mal". Y además de lucirse con su guitarra aguijonera, Sarco también tuvo su momento estelar al entonar "Un vodka doble".
El clímax, como siempre, es "La nave", en la que convocaron al Zorrito Von Quintiero -ratón entre 1997 y 2007- para que se ocupe del teclado y dialogara con Memi edificando esa sensualidad funky que hizo tan irresistible a esta canción a través de los años. A continuación, Juanse convocó al escenario a Andrew Loog Oldham, histórico manager de los Rolling Stones que además produjo cuatro álbumes de los Ratones, y se dieron un pico ante la multitud. "Él nos convenció de grabar este tema", reveló el cantante.
El final antes de los bises lo marcó "La banda de rock and roll", momento en que las pantallas anunciaban "Ratones Paranoicos. Adiós Para Siempre, Tour 2024?, junto con un Sagrado Corazón en llamas. "Ya no quiero vivir / sin escuchar rock and roll", modificó el cantante los versos para oponerlo al anuncio. Después de girar y girar, la banda se despide con un tour en el que recorrerán el país, parte del continente americano, Europa y cerrarán en el estadio de Vélez Sarsfield en septiembre del año que viene. "Viva la Argentina, viva el rocanrol", se despidió Juanse extasiado y se encontró en el abrazo final con sus compañeros de siempre. Solo una vez más.