Pasó el Mundial de Clubes, atrás quedaron los días de descanso y Boca sabe que no tiene margen de error en el segundo semestre de un año complejo. La "mala imagen" contra Auckland City y el "no me gusta volverme en primera ronda" que declaró Miguel Ángel Russo tras la eliminación fueron un aviso de lo que se viene: mano dura, exigencia al máximo y unalimpieza profunda del plantel.
El último ítem está en vías de gestión con Marcos Rojo a la cabeza , pero los primeros ya surtieron efecto en la semana de regreso a las prácticas. Es que el cuerpo técnico ya notificó a los jugadores que, después de la práctica vespertina de hoy, el miércoles no solo habrá doble turno sino también concentración.
A la espera de Leandro Paredes y mientras sigue la búsqueda por un central y un volante/extremo por derecha para potenciar al plantel, Russo pretende que los que estén agarren un ritmo físico y futbolístico que no llegó a concretar por los tiempos para el Mundial de Clubes.
En ese sentido, la idea es que la larga jornada con dos sesiones más concentración conjunta en el hotel habitual de club que se dará mañana no sea la excepción y seguramente se repita, ya sea el jueves o en otro momento de la semana.
Más que nadie, por su historia en el club y la experiencia de los dos ciclos anteriores, Russo sabe que en Boca el tiempo corre y en el debut del Torneo Clausura, la segunda semana de julio contra Argentinos Juniors, el equipo deberá mostrar otra cara. Al menos, un carácter y propuesta similar a la que se vio por momentos contra Benfica y Bayern Múnich, y alejada de la desidia ante Auckland.
Como primer punto, un aspecto que el técnico de 69 años remarcó y sufrió en dos de los tres encuentros son los goles de pelota parada. Benfica le empató un compromiso que el azul y oro tenía ganado por un cabezazo de Nicolás Otamendi, quien se desmarcó y quedó solo tras un córner y por la misma vía llegó el tanto de los neozelandeses este martes cuando los argentinos se imponían 1-0. "Es el tercer gol de pelota parada que nos hacen, son cosas para corregir. Son cosas para trabajar a la vuelta", dijo el entrenador, molesto.
Por otro lado, este tercer compromiso ante un equipo inferior denotó que el Xeneize afronta una crisis de creatividad. "Hay que seguir trabajando, la idea es ser competitivo. Necesitamos más juego, más verticalidad, más diagonales. Cosas fundamentales para sacar diferencia", señaló Russo. Ante los oceánicos, el equipo lanzó 76 centros, muchos de ellos sin destino claro y le facilitó la tarea a la defensa.
Asimismo, una constante que se repitió en los partidos es la endeble solidez. En los tres compromisos Boca consiguió resultados ventajosos y no los supo sostener. Otro aspecto que Russo pidió trabajar. Frente a los lusos estuvo a minutos de llevarse la ventaja tras ir 2-0 arriba; a los alemanes le había empatado con un golazo de Miguel Merentiel pero la esperanza se desvaneció a los 43 del complemento y en el último les igualaron a los 7 del complemento.
Lo que tampoco gustó para nada fueron las dos expulsiones que tuvo el equipo ante los portugueses cuando echaron a Ander Herrera -ya había salido por lesión- y, especialmente a Nicolás Figal, por un patadón sobre el final. "Tenemos que entrar 11 y salir 11. Más allá de las sanciones, tenemos que mejorar en esas pequeñas cosas", avisó Russo al día siguiente marcando la cancha sobre un error que en el Xeneize se repite hace varios ciclos.