La reacción de Riquelme tras la derrota de Boca

Hace 2 minutos

De brazos cruzados y ceño fruncido, Román demostró su descontento en el palco luego del 1-2 que complicó al Xeneize en la tabla anua

 Cabizbajo, ceño fruncido e inquieto, como un síntoma de desazón. La descripción podría caber para la gran mayoría de los jugadores de Boca que salieron de La Bombonera rumbo al vestuario después de la inesperada derrota con Belgreno , pero refiere a la reacción de Juan Román Riquelme en el palco al 1-2.

El gesto del presidente ni bien Pablo Dóvalo (sumamente cuestionado por el Xeneize por el tiempo de adición y el arbitraje en general)  sonó el silbato y decretó el final se volvió viral en las redes rápidamente, más allá de que no tuvo ningún accionar eufórico o sorpresivo, fiel a su estilo de perfil bajo.

Pero sí, Riquelme se plantó con los brazos cruzados y caminó de un lado a otro controlando las emociones, con Clemente Rodríguez y Mariano Herrón a su lado. Sin ademanes elocuentes, demostró su desconento por un resultado que apagó el buen andar de Boca ylo condicionó en la tabla anual (quedó cuarto, fuera de la zona de Copa Libertadores). 

La caída como local, apenas la segunda del año y en un momento inoportuno porque solo quedan cuatro fechas para definir las clasificaciones a las copas, fue un revés que sacudió los ánimos de un equipo que ya llegaba golpeado por el fallecimiento de Miguel Ángel Russo.

Con su última postal junto a Russo inmortalizada en bandera como marco, el video que filmó un hincha desde la platea opuesta de La Bombonera evidenció como le cayó al ídolo. Es que, para colmo, en ese lapso en el que se iban los jugadores, los hinchas entonaron el famoso cántico "contra River tenemos que ganar",de cara al Superclásico del 9 de noviembre. 

En ese contexto, después de mirar de lleno a la cancha con el semblante descripto, Riquelme se dio vuelta, agarró un objeto (no se alcanza a percibir cuál) que tenía apoyado en la mesa del palco y rápidamente lo volvió a dejar en su lugar. Se sentó, se tapó la boca para que nadie pueda leerle los labios y le habló directamente a Herrón, ya que Clemente había abandonado el lugar.