El Viejo Gasómetro no era solo un estadio para San Lorenzo, era su identidad. Sin embargo, presionado por la dictadura militar y envuelto en deudas, el Ciclón jugó su último partido en aquella cancha ubicada en el corazón de Boedo el 2 de diciembre de 1979 antes de venderlo.
Aquel día, el conjunto dirigido por Carlos Salvador Bilardo recibió a Boca Juniors de Juan Carlos "Toto" Lorenzo en un partido correspondiente al Torneo Nacional, que terminó en un empate 0-0. Aunque el resultado pasó a segundo plano, la jornada quedó grabada como la despedida definitiva del estadio.
La crisis económica que azotaba el club era a causa de gastos excesivos para mantener la competitividad deportiva con inversiones importantes en refuerzos y el predio tenía altos costos de mantenimiento debido a su antigüedad y tamaño. Además, la inestabilidad general del país tampoco ayudaba para generar ganancias en la venta de entradas y sponsors.
Por otra parte, la dictadura de Jorge Rafael Videla, que tenía como una de sus prioridades la expansión urbana, posó sus ojos en la ubicación estratégica del Viejo Gasómetro y bajo el pretexto de un supuesto plan de reestructuración presionaron a las autoridades azulgranas para que vendieran el predio a un precio irrisorio y su difícil situación los dejó sin opciones.
"No sabíamos que iba a ser el último partido, nadie lo sabía. Se decía que tenían que abrir unas calles, que no se sabía qué iba a pasar. Pero todo era un choreo de los milicos. Era un estadio distinto. A mí me gusta decir que era como un teatro, como el Colón. Era increíble, era familia. Nosotros nos criamos ahí, abajo de los tablones. Los padres y los hijos iban a hacer miles de actividades.", contó hace unos años Mario Alberto Rizzi, capitán durante ese encuentro y autor, una fecha antes, del último gol de San Lorenzo en el Gasómetro.
El plantel siguió entrenando en las instalaciones más de un año, hasta que finalmente fue entregado al Gobierno militar y aunque en principio apareció una empresa bancaria que prometía construir departamentos, finalmente fue concedido a una cadena de supermercados.
Esta cancha fue escenario de hitos históricos no solo para San Lorenzo, quien jugó memorables clásicos frente a Boca y River, sino también para el deporte argentino en general. Allí se jugó el primer Mundial de básquet de 1950 en el que la Albiceleste se consagró campeón.
A pesar de la tristeza que dejó el cierre, San Lorenzo se reinventó. En 1993, inauguró el Nuevo Gasómetro en el Bajo Flores, que le devolvió una casa propia, aunque nada compare su lugar en Boedo.
A 45 años de aquella despedida, el recuerdo sigue más vivo que nunca y con el lema "Vuelta a Boedo, la lucha de los hinchas sigue latente. Luego de recuperar los terreros en Avenida La Plata en 2012, avanza el sueño hacia la construcción de un nuevo estadio y recuperar el lugar donde el club escribió sus páginas más gloriosas.