Irresistible seducción

Hace 5 minutos

Memorias del Alma | por Susana Platero

No hay invierno que pueda resistir la seducción de una nueva primavera.

El frío se va, y deja tras de sí, la posibilidad de descubrir paisajes renovados en el verde de los árboles y la brisa fresca que entra por la ventana entreabierta.

La primavera es mucho más que la estación del amor, son los noventa días del florecimiento, del resurgir, del volver a creer en nosotros y en los otros porque siempre es bueno tener un tiempo-excusa para salir adelante y seguir avanzando.

Siempre se puede creer en un ahora mejor y más completo, en el disfrute de una sonrisa o en la confianza de la esperanza, aunque sea minúscula y lejana.

La magia no reside en la varita, sino en el que la maneja, porque está convencido que se puede modificar el escenario con sólo creerlo y sabe que hay otros que esperan que se concreten los milagros.

Es difícil vislumbrar que el desolado paisaje del invierno encierra los brotes sorprendentes de la primavera. Que ayer todo estaba gris y hoy, al despertar, las hojas asoman por las ramas y los colores no se resisten al canto de los pájaros o a los reflejos de los pétalos que florecen por todas partes.

No se puede impedir la primavera, como es imposible detener el amor, la sonrisa, la confianza, la esperanza, la amistad o la música.

Bienvenida primavera como reflejo de lo que queremos, pero fundamentalmente de lo que somos.

Qué traigas todas las sorpresas y todos los fulgores.

Qué envuelvas un universo de sonidos y que también tengas todos los abrazos, porque aún, cuando todo florece, hay mucho que yace en el silencio y que duele en la penumbra.

Qué la luz brille para todos y nos ilumine el alma para que la sonrisa sea más fresca y más radiante y la soledad menos vacía, para los que todavía no pueden percibir que hay una primavera que acuna todas las oportunidades que estamos esperando.