En la vorágine de cada día, cuando el "todo" se convierte en "instantes" nos damos cuenta del tiempo que perdemos en la vida.
Charles Chaplin decía que "La vida es eso que pasa mientras hacemos otros planes" y comprender la estrechez del tiempo es una ecuación bastante difícil.
Vivir no tiene manuales, pero sí tiene maestros.
Transitamos los días condicionados por las rutinas, los horarios, las comidas, los descansos. Usamos el tiempo como excusa para derrocharlo o para administrarlo y olvidamos casi siempre que es el instante presente el que nos define el alma.
A veces la vida nos brinda señales, nos advierte, nos avisa y no atendemos. Hacemos planes, pensamos, vivimos épocas y guardamos algunas cosas para recordarlas y lo esencial, muchas veces, se esfuma como el agua entre las manos.
Darnos cuenta de la vida, es tomar conciencia de que estamos vivos y no justificar la existencia como una circunstancia porque un día, cualquiera, el destino toma revancha y nos enfrenta a nuestras voces gimiendo por un poco más de tiempo para amar, para sentir, para decir, para abrazar.
Cuando la vida nos pone frente a frente a nosotros mismos comprendemos que durante mucho tiempo ella pasó con nosotros haciendo "otros planes". Afortunadamente siempre es posible revertir este momento y "hacer planes" para no dejar escapar los instantes que marcarán la diferencia.



