Una lección que el Presidente Milei, más temprano que tarde, deberá aprender

El ex presidente Julio Cobos expresó una contundente opinión sobre la actitud de Javier Milei por negar el saludo a Jorge Macri y a Victoria Villarruel

Un saludo a otra persona no es un gesto de grandeza, es un gesto de educación. Mientras el presidente de la Nación una vez más, denegando el saludo a la vicepresidenta y al Jefe de Gobierno, no está a la altura de la institucionalidad que le demanda su cargo y representación; el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, fue contundente y aleccionador en su homilía. Ojalá el Primer mandatario comprenda cada una de las cosas que nos dijo -y le dijo- el obispo y que entre otros aspectos hacen a su responsabilidad como presidente de todos los argentinos.

García Cuerva criticó fuertemente a quienes "difaman, desprecian o critican destructivamente a una persona, a una entidad, o una obra; los que odian y justifican su desprecio; el terrorismo de las redes, como decía el Papa Francisco. Hemos pasado todos los límites, la descalificación, la agresión constante, el destrato, la difamación, parecen moneda corriente". Todos sabemos perfectamente porque lo vemos a diario, que es el propio presidente quien realiza -y alienta a sus seguidores- mensajes de odio, de difamación y maltrato desde las redes sociales. Ojalá recapacite y entienda el profundo daño que genera.

Adhiero profundamente al pedido del Arzobispo, "venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos". La responsabilidad es de todos, pero fundamentalmente de quienes circunstancialmente dirigen los destinos de este país. Este es un mandato social que va más allá de lo cívico y tiene que ver con la dimensión moral y humana que no puede ser dejada de lado bajo justificaciones y pretextos de construcción de poder. El otro, el que piensa diferente, no es un enemigo, es simplemente un adversario y la razón no es absoluta ni infalible para nadie.

Es fundamental entender y seguir este mensaje del arzobispo "Tenemos necesidad de diálogo, de forjar la cultura del encuentro, de frenar urgentemente el odio. Démonos otra oportunidad, no podemos construir una Nación desde la guerra entre nosotros. Todo acto de violencia es condenable, y quiebra el tejido social". Va mucho más allá de las formas, hace a la dimensión ética y moral de la construcción de nuestra nación, al ejemplo que damos a millones de chicos que miran, escuchan y toman como referencia las acciones de los adultos y construir en el disenso, desde la humanidad y el profundo respeto por el otro. Una lección que el presidente Milei, más temprano que tarde, deberá aprender y poner en práctica.

Feliz día de la Patria. J. Cobos.