Una década de "Rugido" al cielo por los hijos que partieron antes de tiempo
El Grupo Rugido de Esperanza cerró otro aniversario, por demás especial.
Corría el año 2015 cuando tres madres que habían perdido a sus hijos se conocieron y abrazaron para caminar juntas, ayudarse y ayudar a otras familias a transitar el camino menos esperado, donde esperaban vida y encontraron muerte, ni más ni menos, que la de sus amados hijos. Con Marysol, Natalia y Laura arrancó "Rugido de Esperanza", hace diez años, en San Rafael.
Este sábado 11 de octubre fue, una vez más, el Parque Hipólito Yrigoyen, entre el Parque de los Niños y el Gaucho, el lugar que los cobijo en un nuevo encuentro: emotivo, con abrazos, sonrisas, lagrimas, pero también con arte, con amor, con esa mirada cómplice de "sé lo que sentís, porque yo lo siento, él y ellos también".
La verborragia Marysol dio inicio, hizo la bienvenida oficial a las familias de siempre, pero especialmente a las nuevas personitas que este día conocieron a Rugido de Esperanza: madres, padres, abuelos, tíos, familias, todas.
"Rugido es un grupo al que nadie querría llegar, pero cuando uno pierde un hijo, se vuelve un refugio, porque vivir las alegrías en comunidad es hermoso, pero vivir el dolor en tribu es mágico" señaló la mamá de León, ese hijo que hace 11 años extendió sus alitas dejándole una gran misión, que hoy comparte y difunde.
Rugido es mucho más que un grupo de contención, es una familia abierta, elegida, tejida con lágrimas, abrazos, risas. Se las puede buscar en las redes sociales.
La tarde tuvo de todo, incuso hasta el viento que en principio amenazaba, se hizo calmo, suave, los afectos una vez más rodearon el espacio de una energía que no se explica con palabras. Llegó el momento de tomar los globos y transmitirle todo eso que guardan quienes han perdido un amor tan irremplazable.
"Sabemos que es simbólico, pero también sabemos que el amor no entiende de barreas, distancias, ni cielos, el amor encuentra caminos y hoy este es el nuestro" expresó Marysol mientras tomaba el suyo e invitaba a que todos lo hicieran.
Al soltar esos globos, cada uno pensó en su amor chiquito, el que no pudo nacer, o el que lo hizo y luego falleció, el que estuvo unos días, o el que se fue antes. Hubo llanto, susurros, abrazos, silencios "porque hoy más que nunca Rugido de Esperanza vibra en el aire" concluyó el mensaje mientras esos globos se alejaban lentamente.