Un faro de optimismo
Memorias del Alma | por Susana Platero
Los días transcurren sin darnos cuenta en qué momento pasan los minutos y sus horas; pasa la mañana y llega la tarde y nos sorprende la noche sin recordar cómo fue el tiempo transcurrido. Pasamos sin comprender que hemos vivido.
Escuché cierta vez que deberíamos realizar un ejercicio cotidiano - con los niños, fundamentalmente - que consiste en aprovechar el momento del almuerzo o de la cena para enumerar tres cosas lindas que nos hayan pasado en el día, sólo tres. ¡lo difícil que es mirar el lado bueno de la rutina!
La mayoría de las veces no prestamos atención a las cosas buenas que nos suceden a diario porque las más espectaculares acaparan la atención. Sin embargo, si miramos atentamente lo que nos pasa, lo que somos, lo que nos rodea, lo que amamos, lo que nos conmueve, lo que nos duele y aun lo que soñamos podremos enumerar miles de cosas que tenemos en nosotros y junto a nosotros para hacer mejor nuestra existencia.
Sería fundamental reeducarnos para volver a pensar en positivo y ver todo lo maravilloso que vivimos cada día. El pesimismo y la negatividad se contagian con rapidez por eso es importante que seamos un faro de optimismo.
El mundo es tan bello como tu mirada lo quiera enfocar. Mirar distinto puede ser mucho más difícil que mirar como todos, pero con seguridad el resultado en tu vida será mucho más feliz, o como diría Benedetti "empezarán a mirarnos/ con envidia/ y acabaran organizando/ excursiones/ para venir a preguntarnos/ cómo hicimos".