Travesía en bici por la provincia: ruta, campo, frío, luz mala y amor en 2 ruedas

Una pareja que se conoció pedaleando aprovecharon los últimos feriados para vivir una aventura por las rutas y hermosos paisajes mendocinos. Una semana desde Maipú a San Rafael a través de Agua del Toro en la que vivieron de todo. Fotos y videos

Marcela Argüello (54) y Gustavo Roa (47) se conocieron en salidas en bicicleta durante la pandemia y, al mismo tiempo que crecía el amor entre ellos, también lo hacía su pasión por las dos ruedas.

Recientemente decidieron dar un paso más allá de pedaleos por el día y se largaron a la aventura de recorrer media provincia, aprovechando que Mendoza en su gran extensión, que iguala o supera al territorio de varios países europeos, contiene todos los "ingredientes" para una aventura ciclística: largas rutas, caminos de tierra y hermosos paisajes, con la postal de fondo de la cordillera nevada.

Gustavo y Marcela se lanzaron a la ruta sin pensarlo mucho y vivieron una linda experiencia.

Lo hicieron en la semana de los dos findes largos de junio, cuando sin pensarlo mucho tomaron sus bicis, una carpa, algunos implementos y comida y se largaron a la ruta, desde Luzuriaga, en el departamento de Maipú, donde viven, hasta San Rafael, lugar de origen de Gustavo. "Lo teníamos que hacer sí o sí en esa semana, sin medir consecuencias, sin pensarlo mucho y sin mirar el pronóstico, directamente arrancamos", contó Marcela a Info YA!.

Un tramo del camino que lleva a Agua del Toro lo recorrieron de noche.

Fue una travesía de una semana que se inició el lunes 17 de junio desde su casa en el barrio "7 de Julio", bajaron por la doble vía hasta Tunuyán, donde hicieron noche en un camping, el día siguiente siguieron hasta Pareditas previo recorrer un tramo de la vieja Ruta 40 (acamparon en el poli del lugar en una noche de lluvia) y el miércoles se dirigieron a Agua del Toro, quizás la jornada más dura y "aventurera", ya que llegaron a las 23.15 luego de recorrer una parte de noche por la vieja ruta que llega al dique desde la 40 nueva.

La ciclista comentó que "fueron 37 kilómetros de serruchos que no nos dieron respiro, se nos hizo de noche, hacía mucho frío, no habíamos comido, en el camino vimos luces en el campo, en un momento pensé que eran vehículos, eran como que se prendían y se iban apagando de a poco y repentinamente aparecían cinco líneas en la montaña".

Marcela y Gustavo se conocieron en salidas de bici y ahora cultivan juntos la pasión por las dos ruedas.

Pudieron ser testigos de los destellos que la gente de campo conocen como la "luz mala", un fenómeno que no todos tienen la oportunidad de vivir.

Continúa la aventura

Pasaron la noche en carpa en un reparo arriba de la represa. "La idea era quedarnos un día para recorrer Agua del Toro y el famoso pueblo fantasma pero se avecinaba nieve, entonces decidimos ir a la Villa 25 de Mayo por la Ruta 150, pero salimos después de las 13 y también se nos hizo la noche. El camino estaba un poco mejor que el otro pero a las 20 se nos terminó la carga de las luces de las bicicletas porque no pudimos recargar en Agua del Toro, pero fue un milagro porque las nubes se abrieron y la luna llena nos acompañó unos 20 kilómetros".

Acomparon en el dique de Agua del Toro.

Además, cuando llegaron al asfalto, pasando la planta de rebaje, una camioneta los empezó a acompañar de atrás para iluminarles el camino hasta el desvío a Los Reyunos. "Se dio cuenta que no teníamos luces y tuvo la predisposición de acompañarnos".

En la Villa 25 pasaron la noche en una cabaña que pudieron conseguir gracias a la buena predisposición de su dueño y el viernes tomaron rumbo a la ciudad y se alojaron en la casa de la hija mayor de Gustavo.

El fin de semana lo dedicaron a recorrer las plazas, parques y calles en bici para que Marcela conociera la ciudad y el domingo se volvieron en colectivo a Maipú.

Una experiencia ganada

De esta forma pudieron concretar esta primera gran aventura en dos ruedas desde que se conocieron gracias a la bici. "En pandemia, cuando trabajaba desde mi casa, empecé a salir con unas amigas con una bici vieja sin cambios -recordó Marcela-, luego me metí en un grupo, ahí conocí a Gustavo, hicimos pareja y empezamos a compartir la pasión por los pedales. Nuestra primera salida más larga fue de Maipú a Tunuyán. Hemos hecho varios recorridos pero este fue el más largo".

Con esta experiencia, ahora planean seguir con las aventuras en dos ruedas y "en enero si Dios quiere queremos ir en bici a Córdoba".

Para concluir, dejaron un mensaje para quienes piensan en este tipo de experiencia pero que nunca lo intentaron. "Nuestros hijos nos dijeron que somos dos locos apasionados. Espero que les sirva a otros a que se animen, les decimos que se puede, son pequeños logros que uno va dando y por lo que hay que sentirse orgulloso".