Los sueños de Niño Gris y de Efraín Rada se transformaron en danza
El próximo sábado 15 de noviembre a las 21:00 se presentará en el Teatro Roma, la cuarta y última función de Niño Gris, la obra musical del coreógrafo Efraín Rada con su compañía de danza Unza.
Efraín Rada (32) es bailarín, coreógrafo, profesor de danza clásica y contemporánea, pero sobre todo un joven que a través de "Niño Gris" ha podido reflejar el complejo mundo de los sueños en un caleidoscopio de sensaciones que lo reflejan y lo trascienden.
¿Cómo llegó el baile a tu vida?
La danza llegó cuando tenía 10 años. Mi madre, Mónica Montenegro, cansada de que yo viera tanta televisión y pasara tanto tiempo sentado, un día decidió llevarme a la escuela artística Selva Cortez de Nunciato y me acuerdo muy bien de ese día, cuando ella me acompañó hasta la puerta y me dijo "tenés que ir hasta el fondo y te van a decir dónde tenés que tomar la clase". Yo era muy tímido, pero por alguna razón me quedé y mi primera clase de zapateo fue fabulosa, me pareció un mundo nuevo y a partir de ahí la escuelita artística fue como mi segunda casa.
¿A qué mundos te lleva la danza?
Me pasa algo muy lindo con la relación de la danza y la música. Soy una persona que sueña mucho y me acuerdo de los sueños. Es como la idea de pasar a la realidad lo que sueño a través del movimiento. Me parece un desafío hermoso, porque siempre trato de que las obras que llevo a escena sean lo más fieles a esos sueños. Es como una búsqueda del movimiento, de las formas de moverse, también de la música, la estética, de cómo quiero que se vean los personajes para poder transmitir a la realidad mi sueño y poder hacer que genere algo muy especial en el espectador.
De bailarín a coreógrafo ¿cómo fue la transición?
Siempre tuve la idea de ser coreógrafo, a los 14 años sabía que quería ser coreógrafo, que quería tener una compañía o un grupo para hacer todas las coreografías que se me ocurrían. Todo lo que fue mi pasaje por el Polivalente de Arte, por la Fundación por el Arte y por el Teatro San Martín, si bien fue el entrenamiento para ser bailarín yo sabía que en esos lugares lo que iba a recibir era formación técnica para ser coreógrafo y poder mostrar las cosas que yo quería ver en escena. Creo que siempre fui coreógrafo y lo de bailarín vino después y justamente en esta obra, por cuestiones externas, tuve que ponerme a bailar y esta es la primera obra de Unza en la que bailo una obra mía. Entonces es poner a prueba toda la formación en la parte interpretativa y es una responsabilidad muy grande porque ese coreógrafo se transforma en bailarín para mostrar, de una manera más fiel lo que yo sueño.
¿Cómo surgió Unza?
En el 2018, en el Teatro de la Rivera en Buenos Aires. Hicieron una convocatoria para los egresados de los últimos 10 años del Teatro San Martín para hacer un montaje en el teatro de la Rivera, hicieron una preselección y eligen mi proyecto. Yo había puesto que necesitaba 11 artistas en escena y sólo tenía tres. Al ser seleccionado tengo que buscar los 11 intérpretes que fueron mayormente compañeros míos del San Martín y dos chicas de San Rafael y a partir de ahí hicimos el montaje, la obra, y luego decidimos montar la compañía. Unza, el nombre que pusimos entre todos, viene de una canción sobre la que basé mi tesis y para nosotros significa "todo lo que está bien".
¿En esta obra quienes integran la compañía?
Son 14 intérpretes, una asistente de dirección y yo soy el director y coreógrafo de la compañía. Además, hay 3 escenógrafos, un diseñador gráfico, dos músicos y mucha gente que acompaña.
¿Cómo es dirigir una compañía?
Es un desafío constante, una reflexión, es estudio para mejorar, para mostrar otras formas de hacer danza. La compañía tiene como fin hacer obras y tiene muy en cuenta el entrenamiento escénico, técnico, los contextos, la musicalidad, la interpretación. Dirigir es una experiencia hermosa porque me hace considerar todos los detalles de la obra, del equipo, hay algo muy lindo y es el contacto con la gente, con los intérpretes, la forma en que uno se relaciona y tiene que pulir la forma de comunicarse. Amo dirigir, porque me hace a mí crecer como persona.
¿Qué historia cuenta esta obra?
La obra es Niño Gris, es una obra de danza contemporánea, conceptual que dura casi una hora es una invitación a un mundo mágico y onírico cargado de danza y mucha técnica y estética visual en relación a ese mundo. Niño Gris cuenta la historia de un niño y de su viaje por el reino de los sueños y como el niño se transforma en el Rey de los sueños. La obra tiene mucha abstracción. Toda la obra es como un viaje por esos mundos que va a terminar con algo muy interesante y obviamente está muy relacionado conmigo, porque ese mundo interno y esta idea de que Niño Gris justamente es gris porque lo que forman su personalidad son todos esos personajes que él visita en sueños.
¿Cómo te sentís frente a este nuevo desafío?
Esta es la novena obra que monto y ha sido la más compleja, la más profesional, la que ha tenido compositivamente un trabajo más fino y también la que ha contado el apoyo más grande porque ha sido seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes y tenemos el auspicio de Cultura de San Rafael y es una responsabilidad de responder a entidades tan importantes que generan su visualización. Ha tenido mucho trabajo grupal para hacer que la obra se vea de la mejor manera. Siempre es muy difícil el arte independiente y en San Rafael no hay obras de danzas entonces cuesta más llevar la gente al teatro y eso también es un desafío mostrar a la gente nuestro trabajo y generar un interés. Es muy difícil para un grupo de 16 personas poniendo todo y generando nuestras estrategias para que la gente vaya al teatro a ver nuestra obra y se conmueva.
¿Qué camino recorrerá luego la obra?
La idea es poder enviar esta obra a distintos festivales como el FIBA y otros de nivel nacional e internacional en los que gustaría estar para abrir el camino de Unza y ser reconocidos en otros lugares. Esta obra tiene lo necesario para ser reconocida por el lenguaje, el movimiento, la esencia, su canción original, la utilería, la gráfica, y lo más importante coreográfica e interpretativamente tiene un alto nivel. Es una obra para recorrer otros lugares y para que la conozcan, porque realmente es una gran obra de arte contemporánea.