Las aventuras de un nieto y su abuelo de 96 años: saltos en paracaídas y viajes
Lucas Giusti, de 34, le propuso a Coco Giusti, de 96, cumplir un sueño cada año y "tener nuevas fotos para mostrar". Hace unos días se lanzaron en paracaídas en Córdoba sin contarle a la familia.
"Es muy lindo tirarse entre las nubes". Hace varias décadas, quizá mientras miraban una película o les pasaba un avión por encima, Primo Giusti le contó a Rosita, su esposa, una fantasía: "Me tiraría en paracaídas". Ella lo miró, y tal vez con una sonrisa, le respondió lo que tantas veces: "Ay, Coco, estás loco".
Es diciembre de 2023, Rosa ya no está y Coco, que ahora tiene radiantes 96 años, acaba de poner los pies en la tierra después de lanzarse desde una avioneta a 3.000 metros de altura, en caída libre durante 30 segundos y luego volar colgado del paracaídas durante casi tres minutos ciertamente inolvidables.
Bajando entre las nubes se materializó uno de los sueños de este peluquero retirado de la zona de Villa María - Villa Nueva, Córdoba. No sólo por el hecho de lanzarse, sino por hacerlo junto a Lucas, su nieto, el que lo tentó con la idea, el que le activó aquella fantasía, y que unas horas después de caer, le dijo a Infobae: "Hay gente que muere a los 30, pero la entierran a los 80, yo estoy dispuesto a vivir lo que queda de mi abuelo al máximo?.
Esta es la historia de Coco y Lucas. Abuelo y nieto. Amigos y compañeros de aventuras. La del fin de semana pasado fue la primera vez que ambos se tiraron en paracaídas. Hay quienes dicen que Primo es la persona con más edad en hacerlo en la historia aeronáutica argentina.
"Siempre fuimos muy unidos con el Coco. Mi papá, su hijo, falleció hace 13 años. Después se fue Rosita, hace siete. Había varios motivos para no querer seguir más. Entre los nietos lo cuidamos y tratamos de darle actividad, pero a mí me gusta darle emoción y adrenalina", ríe Lucas.
Entonces se propuso ayudar a su abuelo a cumplir un sueño pendiente cada año a partir de ese momento. "Le dije: ?Coco, siempre estás contando las mismas anécdotas, vamos a hacer cosas para que tengas nuevas historias, vamos a sacarnos fotos para tener nuevos álbumes que mostrar en el barrio'", cuenta Giusti, profesor universitario. Y así arrancaron. Un año, una aventura.
A pesar de que se pasó 65 años de su vida con los pies apoyados alrededor del sillón de la peluquería, las ilusiones de Coco siempre estaban arriba de su cabeza. No había volado jamás en un avión comercial. Apenas, alguna vez, un vecino lo invitó a subirse a un Cessna fumigador de la zona de campos de Córdoba. Tampoco conocía la Patagonia. Entonces Lucas le propuso, para diciembre del año pasado, resolver la cuestión.
Viaje y un plan
Viajaron a Ushuaia y a El Calafate. Conocieron los glaciares y los lagos y las montañas del sur argentino. Cuando volvían en el avión, con un paisaje de nubes a través de la ventana, Lucas le dijo a Coco, que miraba fascinado por la ventana: "A vos lo único que te falta es saltar en paracaídas". Y el abuelo no reculó: "No sabés lo que me gustaría".
Lucas se guardó el dato durante todo el año hasta encontrar el momento indicado. Eso ocurrió el viernes de la semana pasada. El nieto le propuso al abuelo pasar el fin de semana en las sierras, en un hotelito de Villa Rumipal. Cuando lo pasó a buscar por la casa, le avisó: "De camino me tenés que acompañar a Alta Gracia, que me voy a tirar en paracaídas". El abuelo, claro, aceptó. Pero no imaginaba que el plan lo incluida de manera definitivamente más activa.
Subieron a la avioneta, cada uno "abrochado" a un instructor para el salto en tándem. El Cessna despegó y cuando llegaron a los 3.000 metros, se abrió la puerta de la avioneta y se arrojaron por separado, cumpliendo así el sueño del abuelo. "Estoy tan contento que cumplí mi sueño. Los dos sueños. Volar en avión y saltar en paracaídas. Yo le había dicho a Rosa que quería saltar", se emociona Coco.
Fuente: Infobae