La última noche de Shakira en Buenos Aires: emoción y celebridades
Floppy Tesouro fue una de las figuras elegidas para acompañar a la cantante en un instante clave y emocionante del show
El Estadio Vélez fue testigo de una noche imposible de olvidar: Shakira hizo vibrar Buenos Aires con su tercer show sold out en la ciudad, en lo que fue la última fecha porteña antes del gran cierre internacional de su gira "Las mujeres ya no lloran World Tour". Había ansiedad en el aire, esa clase de energía que solo se siente cuando los finales están cerca y el corazón late fuerte. Era jueves por la noche, Buenos Aires brillaba bajo el cielo y la barranquillera salía a escena para dejar una marca imborrable.
La multitud inundaba el estadio, consciente de que sería la última vez que la estrella colombiana pisaría ese escenario en la gira, porque el cierre definitivo ocurrirá los días 14 y 15 de diciembre en el estadio Mario Kempes en Córdoba. Pero esa noche, todo ocurría en Vélez: Shakira, la manada, la euforia.
En cada ciudad a la que llegó, transformó el show en un verdadero evento social; y Buenos Aires no fue la excepción. Modelos, influencers, personalidades destacadas -todas reunidas porque seguían, como miles de fans anónimos, el rastro de "La Loba"-. Aquella "Caminata de la loba" que ya es tradición y tendencia viral, un momento diseñado desde lo simbólico y lo estético, pero que sobre todo abraza a su público en una carga emocional única: el instante en el que "La Loba" cruza el umbral del escenario junto a una selección de seguidores.
¿Cómo se siente que te invite Shakira a caminar a su lado, justo antes del estallido del show? Floppy Tesouro lo supo en carne propia. Conmovida y radiante, la modelo y empresaria no dudó en compartir en sus redes sociales cada uno de esos instantes: videos, fotografías, gestos que cuentan la intimidad de una experiencia irrepetible, cuando la distancia entre ídolo y fan se reduce a un abrazo, una mirada, esa caminata bajo luces y flashes.
En conversación con Teleshow, Floppy no ocultó su entusiasmo ni la magnitud de lo vivido: "Fue una experiencia distinta entrar con ella a su show. Es una artista que admiro hace muchos años y siempre canté sus canciones y no hay un tema que no me guste, como que siento todos sus temas, los disfruto, me encanta. Fue una experiencia totalmente distinta", revelo, todavía con el brillo del momento en los ojos.
Para ella, acompañar a Shakira en ese instante previo al estallido del concierto significó mucho más que caminar juntos hacia el escenario. Había algo de sueño cumplido, admiración genuina y una conexión artística que, según sus palabras, sólo puede entender quien crece con la música de alguien más y, de golpe, se encuentra compartiendo camerinos, luces, secretos entre telones.
Pero no estuvo sola. En esa "Caminata de la Loba" del tercer show en Buenos Aires también participaron Nicole Neumann, Marta Fort, Andrea Rincón, Nara Ferragut, Avi Rodríguez y Brisa Domínguez, entre otras. Todas, íconos de distintas generaciones y esferas, reunidas en un mismo latido para acompañar a la cantante en su rito de apertura.
Hay un detalle que trasciende la anécdota y entra en la leyenda: caminar con "La Loba" -ese alter ego que Shakira hizo propio, símbolo de fuerza y libertad- no es para cualquiera. Es una travesía reservada a un grupo de alrededor de 60 personas, que son seleccionadas especialmente para unir sus pasos al de la artista. La experiencia es planeada desde el minuto cero: reciben llamativas vestimentas y lentes metálicos que no solo potencian el espectáculo visual, sino que convierten ese tramo en una auténtica declaración de principios, un acto colectivo de devoción y empoderamiento.
El inicio de cada show ya no es simplemente un cambio de luces en la penumbra del estadio. Ahora es una secuencia cuidadosamente montada, un ritual coreografiado con precisión, donde la emoción no se improvisa: "Caminar con La Loba" se volvió tendencia viral por su carga emotiva y su potencia escénica, una muestra de cómo la música puede reinventar el vínculo entre artista y público.
Mientras el futuro aguarda con los últimos shows en Córdoba, hay algo seguro: Buenos Aires sintió a Shakira más cerca que nunca, y cientos de seguidores tuvieron, durante esos minutos, el privilegio de formar parte del mito.