Javier Milei presentó el Presupuesto 2026 en cadena nacional

Fue un discurso dirigido a la gente y reconoció que "muchos no ven los resultados" del plan del Gobierno

 Javier Milei volvió a enterrar ayer el estilo que lo llevó a la Presidencia y se mostró abierto a trabajar "codo a codo con los gobernadores, diputados y senadores que quieren una Argentina distinta". 

En menos de veinte minutos, dijo que ahora sí habrá aumento "en el gasto en jubilaciones" -5%-, una asignación de "$4.8 billones a las universidades nacionales", un incremento del "17% en salud", "un 8% en educación" y un "5% en el monto recibido por cada pensionado por discapacidad, por encima de la inflación para el 2026.

Milei realizó esos anuncios por cadena nacional en la presentación del Presupuesto enviado al Congreso, en el que ratificó el orden fiscal pero que exhibió la necesidad, urgente, de reconquistar a parte del electorado que le dio la espalda en las elecciones bonaerense y de reconstruir consensos en los aliados que perdieron la confianza en el Gobierno. Una moderación -¿tardía?- del ajuste. Un reclamo que en las últimas semanas le habían solicitado desde un sector del gabinete. Por ejemplo, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.

Sin margen para confrontar, tampoco para gritar, mucho menos para insultar o descalificar, el sello distintivo que lo llevó a la Presidencia, hubo asesores que incluso le recomendaron al Presidente que no realizara el discurso de ayer. Se había especulado en la previa con el contenido de la cadena que grabó por la tarde en presencia del consultor Santiago Caputo, del ministro Luis Caputo, "Toto", y del diputado José Luis Espert, además del vocero Manuel Adorni. Más temprano, en la reunión de la nueva "mesa bonaerense" liderada por Karina Milei -Espert acercó al consultor Daniel Ivoskus, a cargo de su campaña, que trazó un diagnóstico de la derrota del 7S-, se trabajó, según trascendió, con la idea de instalar el mensaje de que "el esfuerzo vale la pena", y de volver a empatizar con buena parte de la sociedad que está agotada por el programa económico implementado por el gobierno. "Más allá del éxito de nuestra gestión, entendemos que muchos no lo perciban en su realidad", enfatizó el presidente. "Lo peor ya pasó", resaltó. Una frase utilizada un par de veces, sin éxito, en la historia reciente. La última vez por el propio Milei, antes por Mauricio Macri.

 En el Gobierno están muy preocupados. La derrota bonaerense desnudó la fragilidad del sistema de toma de decisiones, las urgencias del programa económico y la inquietud de los mercados: este lunes, el dólar tocó el techo de la banda y las acciones y bonos volvieron a caer. La vulnerabilidad cambiaria se apoderó de la campaña. Desde ese traspié, y frente a ese escenario de volatilidad, Milei ensayó un supuesto reordenamiento interno, creó nuevos ámbitos de discusión, ascendió a Guillermo Francos -un pedido del círculo rojo-, que propiciaba una mejor relación con las provincias, y le devolvió a Interior el rango ministerial para tratar de volver a seducir a los gobernadores aliados y recuperar la confianza del sistema. Tarea titánica. Revalidó, en paralelo, el poder central de su hermana, que confirmó el sábado con un operativo en redes en el que se ratificó que "Javier es Karina, y Karina es Javier".

 Milei no está dispuesto a ceder ese doble comando. Pero ayer sí ofreció, al menos en términos de comunicación, una serie de promesas en discapacidad o jubilaciones, dos de los rubros más sensibles en los que recayó el ajuste. "Parece que sí había plata", le respondieron desde la oposición.

Milei intentó ayer enviar algunos gestos condescendientes hacia los gobernadores que, en su mayoría, ven con desconfianza las señales que se envían desde la Casa Rosada. Quieren ver que las promesas se traduzcan en hechos concretos en la negociación del presupuesto y no caigan en saco roto como durante este primer año y medio de gestión libertaria. La inclusión del ministro de Economía en esa mesa de negociación con las provincias fue percibida por algunos de ellos como una señal positiva. "Toto" no está tranquilo. Interlocutores habituales del ministro reconocieron la semana pasada que bajó "varios cambios".