"Cuando nos vemos"
Memorias del Alma / por Susana Platero
¿Cuántas veces nuestra existencia gira en torno a lo que esperamos, a las expectativas que tenemos nosotros pero que dependen de los demás? En ese esperar, a veces, se nos va la vida.
Cuando esperamos nuestras realizaciones en lo que los otros hagan, o decidan, o nos digan qué, cómo y cuándo es el tiempo. Mientras aguardamos que nos vean y que descubran lo que sentimos, lo que nos duele, aún aquello que ya no deseamos vivir más... dejamos jirones del alma en el camino.
Cuando comprendemos que vivir es algo mucho más personal, aprendemos a soltar todo lo que no depende de nuestra decisión, pero nos limita. Dejamos de esperar, de exigir lo que no nos corresponde, de aguardar lo que la vida todavía no nos da.
Cuando entendemos que la victoria no depende de lo que tenemos sino de lo que somos. Cuando caemos en la cuenta que el éxito de los otros no es nuestro éxito, empezamos a valorar los dones que nos llevan a construir el triunfo propio.
Cuando dejamos de esperar que el mañana nos traiga "todo" y se lleve los problemas, sentimos la paz interior para vivir cada día con la plenitud que se merece. Simplemente "nos" vivimos y "nos" disfrutamos, tal vez hasta "nos" reprendamos y cambiemos la forma de vernos, pero sobre todo "nos" amemos sin necesidad de ayuda.
Dejar de esperar es soltar la ansiedad; es descansar un poco en nuestros sueños; es entregar a Dios la certeza del triunfo con confianza permitiendo que la vida nos lata y nos sorprenda siempre con lo mejor que tiene preparado para todos.