Así estamos...

Memorias del Alma | por Susana Platero

Termina el año y hacemos un balance. Entendemos que hay poco tiempo para todo y demasiado para nada. Hay un universo posible para las oportunidades y cientos de puertas que pueden cerrarse en un instante si perdemos de vista los detalles.

Hay demasiados "por qué" de todas las preguntas que nos hacemos, pero muy pocos "porque" porque no nos gustan las respuestas. Usamos las palabras sin sentirlas, sin reparar que, cuando las colmamos de sentido, cubren los huecos que nos van dejando los silencios y los vacíos que arrastran las nostalgias.

Usamos despiadadamente el "para siempre", atando el futuro a una sucesión de hechos que, si son buenos, nos acercan al paraíso, pero si ese para siempre está abrazado al dolor y la necesidad, no deja lugar para otra cosa más que la locura de una eternidad dolorosamente interminable.

Necesitamos todo lo que está al alcance de la mano para vivir mejor y cuánto más tenemos menos felices somos. Queremos más cosas, más dinero, más amigos, más amor, mejores casas, más de todo con la esperanza de tener el reposo necesario para disfrutarlo... y compartirlo.

Crecemos en número, en edad, en oportunidades. Se incrementa todo lo pensado e incluso lo no imaginado.

La virtualidad nos enlaza a todos con hilos invisibles y nos amarra a la desesperada necesidad de ser parte de la misma. Existir se volvió sinónimo de conexión y la ciencia ficción de otros tiempos se apoderó de la realidad volviendo utopía la esencia necesaria para vivir en paz.

Estamos cambiando, no hay dudas. En medio de todo aún seguimos estando, ojalá creando puentes y no agigantando la grieta que nos trata de separar cada día un poco más.